Cinco palabras que resuelven: ¿qué puedo hacer como individuo?

Y nuevamente pregunté al grupo ¿cuáles serán las reglas bajo las cuales regiremos nuestro trabajo e interacción? Quiero que me digan unas relacionadas con el HACER y otras con el SER.

Fue hace más de diez años que comencé a escuchar diferentes formas en que las personas buscaban aclarar como querían ser tratadas, cada una con una percepción diferente del significado de las palabras. Y con la responsabilidad de estar al frente de un grupo, tener un plumón y un rotafolios que llenar con estas “reglas” de convivencia, fue que me enfrenté a conciliar el significado de palabras con un gran peso emocional para quien las pronunciaba y otras personas del grupo que podían tener ideas diferentes.

Enfrentar mis propias creencias, los prejuicios de vida acumulados en mi y en otros. El peso detrás de cada una de esas palabras y el valor que cada persona le da. Es apenas estos días que caigo en cuenta que es cuando me comencé a formar de manera empírica en ser conciliador a favor de la inclusión de la diversidad.

Con cada grupo aprender nuevos significados y trascendencia de esos conceptos que hemos formado a través de la vida como el compromiso, la lealtad, la honestidad y la pasión.

En ese entonces surgieron cinco palabras, que dichas en diferentes momentos, llegó un momento que me hicieron sentido en un orden de trabajo y evolución.

Me permito tomar este espacio en esta ocasión, no para hablar del análisis de la realidad de la inclusión en espacios laborales, si no lo que viene detrás de todo esto, los principios y valores de las personas que mueven cada una de estas piezas y ponen en acción estos engranajes sociales.

¿Será que coincidas conmigo en tu idea detrás de cada una de estas palabras?

TOLERANCIA. La veo ligada a aquello que desconocemos, que no sabemos qué hacer con un algo que nos incomoda. El mejor ejemplo, esa piedra en el zapato que buscamos quitarnos lo antes posible. Ya no es repulsión o aversión, pero está cargada de miedo y desinformación. Me da la connotación de esa experiencia de querer salir corriendo y no querer convivir con ese algo, con ese alguien que es diferente a mi, por una razón que aún no estoy educada para enfrentar.

RESPETO. Tiene un dejo de autoridad, de poder sobre mi, que entiendo que no debo cuestionar, pero no lo dejo formar parte de mi vida, de mi entorno, de mis acciones. Ese momento de “está bien, pero solo por este momento”, “lo hago porque no me queda de otra”. El pensamiento de: haz lo que quieras con tu vida, pero que yo no me entere. Está bien que quieran vivir juntos, pero que no se casen, que no se besen frente a mi, que no adopten. No quiero que me enseñes esa foto de tu vida familiar que es diferente a la mía.

ACEPTACIÓN. Ya viví mis fases del duelo para entender que somos diferentes en muchos sentidos y que las expectativas que podía tener de ti por mis propias creencias, no se cumplen. Quien seas, como seas, ya no me molesta. Deja de robarme energía en mis acciones y pensamientos hacia ti. En mi mente ese “algo” que no sabía como enfrentar ya está en otro espacio. Pasó de lo dañino a lo cotidiano.

INCLUSIÓN. Aquí comienza la magia, donde tú y yo tomamos acción. Damos pasos en ambos sentidos para encontrarnos. Al tomar una decisión, busco conciliar todas esas diferencias que tenemos para poder convivir mejor. Te hago parte de mi vida y tú me haces parte de la tuya. Lo que nos hacía diferentes ahora nos une para buscar convivir mejor en un mismo espacio. Desde esa persona que es vegana, quien no toma alcohol o sus horarios para hacer deporte son sagrados. Así como cuando sabes que mi esquema familiar es diferente al tuyo y de todas formas podemos convivir.

EQUIDAD. La utopía o no, es llegar a ese espacio, momento o tiempo en el que podamos en realidad compartir un proyecto, un lugar, una meta y convivir diariamente netamente sin prejuicios, estigmas ni preconcepciones las unas de los otros.

 

Se vale fluctuar en la vida en estos cinco momentos, en estas cinco formas de actuar y relacionarnos con las personas. Como en otras muchas fórmulas de trabajo personal, observarse y darse cuenta es la clave. Exigirnos a nosotros mismos ir cada vez más arriba, pasar de lo que está en mi, a la acción. Al cambio verdadero, al mundo donde yo quiero vivir.

Tenemos todos los días esta oportunidad en nuestras manos. Es una llave que si la aplicamos para nosotros, podremos dar un ejemplo y así impactar positivamente a la gente a nuestro alrededor, lo hagan dentro de mi empresa o no.

El verdadero camino a la inclusión está en ti, está en mi, está en tomar acción.

 

Inclusión laboral y diversidad sexual

Francisco Robledo

ADIL Diversidad e Inclusión Laboral  – Socio Fundador

@pacorobledo  / francisco@adilmexico.com

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