Ser LGBT y aliada a la vez – la minoría de la minoría

¿Qué posibilidad hay que estés leyendo este artículo y no seas una persona LGBT? Si no te identificas con este acrónimo, pero tienes interés en esta revista y en este artículo, es muy probable que ya te podamos contar como “aliada”.

Sin embargo ser una persona LGBT no te vuelve aliada de inmediato, son dos términos que usualmente no vienen juntos. ¿Sorpresa? Sí y mucha.

Demos un par de pasos atrás En términos de diversidad sexual, decimos que una aliada es esa persona heterosexual y/o cisgénero que cree en la no discriminación, la equidad y la inclusión.   Es aquella persona que usualmente conoce de primera mano a alguien LGBT y ha podido compartir vivencias, escuchado historias, observado de cerca la vida de esta persona que por su condición u orientación sexual es catalogado como “diferente”.

Con estas experiencias paralelas de vida, puede entender mejor las situaciones por las que atravesamos y cuando tiene oportunidad de hacer algo a favor de otra persona LGBT, lo hace.

Estas aliadas corren el riesgo de ser tachadas de lesbianas o de gays de clóset, tradicionalmente así ha sido. Si tú eres una aliada, te agradezco desde estas líneas cualquier forma de apoyo que hayas dado a una persona como tu mejor amiga, tu primo, tu hermana, tu tío.

Ser aliada implica responsabilidad, no es un título que se quede para siempre por un evento aislado. Hay que trabajar al respecto cotidianamente, hay que educarse, expresarse correctamente, darle voz a aquellas personas que deciden aún no tenerla, atraer la atención a los temas importantes, actuar en grupo, generar confianza y espacios seguros.

En el mejor de los casos, una aliada es esa persona que alza la voz cuando es testigo de alguna injusticia, un acto de homofobia, un acoso, o escucha referencias discriminatorias hacia otra persona.

Como leí hace tiempo en una comunicación gráfica de Amnistía Internacional “No hace falta ser la causa para defender la causa.”

Para nosotros y nosotras en general es difícil salir del clóset sobre nuestra orientación sexual o condición de género. Ser visibles sobre este tema en el 100% de nuestra vida puede tomar muchos años y consumir mucha energía. Y para la mayoría de las personas LGBT, el enfrentar la cotidianeidad de la vida es un reto en si mismo.

Personalmente creo que es una fantasía ese día en que entre todas nosotras y nosotros nos entendamos y queramos protegernos mutuamente. Que por ende formáramos una verdadera comunidad, en la cual vamos a trabajar por ideales, derechos y condiciones, un piso parejo para todas las personas.

Por eso digo que no toda persona LGBT es una aliada de esta misma población. Nadie nació sabiendo todo y tener una mera orientación sexual no te vuelve experto en la materia, ni social, ni política, ni laboralmente hablando. Hay mucho camino que recorrer y mucha concientización que llevar a todos los espacios.

Si soy una persona LGBT, ¿por defecto callo a las personas que usan lenguaje discriminatorio? No

¿Denuncio ante alguna autoridad, la que sea, los actos de lesbofobia o transfobia de las que soy testigo? Seguramente no.

Si yo decido estar fuera del clóset en el trabajo, ¿estoy forzado a formar parte de una red de empleados que visibilice el tema? No

¿Tengo las habilidades y conocimiento para poder capacitar a otras personas sobre este tema? Quizás no.

Yo como LGBT también primero tengo que ser aliada. Existimos muchas personas LGBT que aún estando fuera del clóset no somos aliadas. Existen aún muchos estigmas contra aquellas que si deciden tener una participación pública, de ser visibles, de alzar la voz por otra persona. De organizar, de liderar, de trabajar.

Se requieren muchos tipos de talento desde este lado, en esta trinchera donde se siguen peleando pequeñas batallas todos los días. Necesitamos de tu talento, para no ser la minoría de la minoría.

Y a ti que estás leyendo, invitar a sumarte a los que ya están haciendo algo. Al principio quizás te sientas observada, pero por algo se inicia. Necesitamos que las personas heterosexuales y cisgénero se unan a nuestras filas, entiendan por lo que pasamos y lo que necesitamos. Para que un día pronto, no seamos una minoría por un acrónimo, si no un gran grupo con una convicción de no discriminar a alguien por ser parte de la sexodiversidad.

 

* Aún dentro de los temas de diversidad sexual y en la búsqueda de terminología incluyente, nos seguimos enfrentando al reto de tener que elegir usar un género al escribir o hablar. En esta pieza el reto es hablarle a todos y todas, ser aliado o aliada del tema. Elegí términos en femenino para apelar a “la persona” y además por que en mi experiencia profesional, usualmente hay más mujeres en este grupo, tema que tocaré en futuras entregas. *

 

Inclusión laboral y diversidad sexual

Francisco Robledo

ADIL Diversidad e Inclusión Laboral  – Socio Fundador

@pacorobledo  / francisco@adilmexico.com

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